Celia Cruz debutó con la Fania en el disco Hommy A Latin Opera de Larry Harlow, interpretando el tema «Gracia Divina».


En el libro autobiográfico de Celia Mi Vida escrito por Ana Cristina Reymundo, hay una parte detallada de como la «Reina de la Salsa» firma con Jerry Masucci y se comenta igualmente algunos detalles sobre el disco Celia & Johnny, en especial de los temas «Químbara» y «Toro Mata».


Cuando habla de la canción «Toro Mata», Celia comenta que lo escuchó cantar en Perú a una cantante de nombre Cecilia pero que no recordaba el apellido. La «Reina Rumba» de pronto se refiere a Cecilia Barraza.


Estaba en México todavía cuando Celia recibió una llamada, en la cual le informaron que Larry Harlow, «El Judío Maravilloso» de la Fania, estaba componiendo una producción basada en una ópera rock que se llamaba Tommy con música afrocubana y en español, titulada Hommy. A Masucci se le ocurrió que tenía que ser Celia que cantara el número Gracia divina.


Cuando regresaron a Nueva York, le salieron con la noticia de que habían fijado la fecha para que Celia grabara la canción con Larry Harlow. Celia se aprendió el número el mismo día que lo grabo, y luego debutó con la Ópera Hommy en el Carnegie Hall en 1973.

Después de este debut, Jerry Masucci se encaprichó con que tenía que grabar con Celia. Hablaron con Morris Levy y se salieron del contrato ya que no se estaba haciendo buena promoción de los discos que grabé con Tito Puente.


Entonces Celia firmo un contrato con Masucci, con la condición de que si no pasaba nada con el primer disco no seguirían juntos.

Jerry Masucci cumplió con todo lo prometido en ese primer elepé. Lo primero que hizo fue preguntarla a Celia con quién quería grabar, y Celia dijo, «Con Pacheco», porque en aquel entonces Pacheco sonaba muy parecido a la Sonora Matancera.

Él siempre fue gran admirador de la Sonora, tanto, que cantaba en sus coros y era la misma voz de Caíto.

Se lanzó el primer elepé llamado Celia y Johnny, el cual fue un gran éxito. Jerry le dijo a Pedro: «Yo te la voy a poner en los primeros lugares», y como así fue, se firmó un contrato a largo a plazo.

https://www.youtube.com/watch?v=LC6FlzKD3GQ


Ese elepé es el que trae Químbara, una canción escrita por un muchacho que se llamaba Junior Cepeda.
En 1973, Junior le mandó a Pacheco un casete con más o menos veinticuatro números. Como no recibió respuesta alguna, se apareció en la oficina de la Fania y le dijo a Pacheco: «Maestro, mire, yo soy el que le mandó el casete con las canciones».


Pacheco le contestó: «Sí, sí, pero me tengo que ir para una reunión. ¿Por qué no me esperas? ¿Ya comiste?». «No», le contestó Junior. «Pues ve, come y al rato bajo». Pues Pacheco se olvidó del muchacho.


Después de quién sabe cuántas horas, Pacheco bajó y el muchacho seguía esperándolo ahí. «¡Caramba!», dijo Pacheco, «Discúlpame. Pero a ver, ¿qué canciones me mandaste tú?». «Maestro», le contestó Júnior, «es la que va, ‘Químbara Químbara cumba quim bambá‘». Y con eso lo cogió Pacheco del cuello y le dijo, «ven para acá muchacho». Y así fue que llegó Químbara a manos de Pacheco.


A Masucci no le gustaba ese número porque decía que todas las canciones salseras dicen «la rumba me está llamando». Yo le insistí que no era verdad.


Le expliqué que los cantantes cuando están inspirados dicen eso y que seguro que hasta yo misma lo había dicho en alguna grabación con la Sonora.


Le dije que el número estaba muy bueno y que yo lo quería grabar. Le expliqué que Químbara era como si el tambor le estuviera hablando a la tumbadora y al bongó.


Al fin accedió. Ese número ha sido el más famoso de ese elepé. Está a la par con los más famosos números de la Sonora, como El Yerbero Moderno y Bemba Colora.


Tristemente, Junior murió un 29 de julio, dos días antes de que saliera el elepé con Químbara. Nunca se enteró de lo grande que fue ese número ni los otros que le grabé después, como Dime si llegué a tiempo.

https://youtu.be/13zw5GE1OHA


Con la Fania, en Celia y Johnny, cada cual trajo sus ideas sobre los números que se debían grabar. Yo traje Toro mata, una canción peruana muy bonita que aprendí durante los días que pasé en el Perú a mediados de los sesenta.


Yo estaba presentándome en un teatro de ese país andino y oí a una muchacha llamada Cecilia, nunca he podido acordarme de su apellido o quizás nunca lo supe que lo cantó.


Me gustó y le pedí a un señor que se llamaba Alberto Castillo, y que copiaba muy bien, que me anotara la música.


Él la escuchó, se aprendió la melodía, me dio la parte para piano, y así yo me la traje para Nueva York.
Creo que le llevé el disquito a Pacheco y le gustó porque está en un tiempo muy peruano.

También traje otra que se llama La langosta y el camarón que grabé con la Sonora y que le gustaba mucho a Pacheco.


Ya no me acuerdo quién trajo El canto a La Habana, que se ha vuelto como un himno para los exiliados cubanos, ya que la letra habla de un viaje nostálgico por la isla.

Por Dj Jair

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